El nuevo vino de la bodega PradoRey en la Ribera de Duero rinde homenaje a Javier Cremades de Adaro, fundador de las bodegas en 1989
El sueño cumplido de cualquier viticultor, un vino de gran potencial, heredero de la gran cosecha de 2009
Este es un momento dulce y especial para las bodegas PradoRey en la Ribera del Duero, que han esperado más de 20 años para elaborar y lanzar al mercado un vino excepcional. Adaro es la culminación del sueño de Javier Cremades de Adaro y supone un homenaje a su trayectoria profesional y a su amor por la viticultura, que ya despuntaba en la década de los años 40.
Un vino con mucha historia que se remonta al nacimiento de D. Javier en 1924. El menor de 7 hermanos, en el seno de una familia humilde, que quedó huérfano de padre a una temprana edad y que con tesón y esfuerzo logra estudiar ingeniería, estudios que compagina con la compra-venta de vinos manchegos para hacer frente a la economía familiar. Es en este momento cuando se enamora del mundo del vino y cuando nace su sueño de tener algún día su propia bodega.
Al finalizar sus estudios invierte una pequeña cantidad de dinero en unos terrenos en Gandía para el cultivo de cítricos, en una zona desestimada por los agricultores por su proximidad al mar. Pronto, la calidad de su productos favorece el crecimiento de su empresa y empieza a diversificar sus negocios en los años 80. En esta década comienza su búsqueda de tierras para la plantación de viñedo en la Ribera del Duero, para él, las mejores tierras para elaborar el mejor vino. Finalmente en 1989 encuentra lo que llevaba años buscando: la Finca Real Sitio de Ventosilla. Una extensión de casi 3.000 ha., que linda con el río Duero a lo largo de 7 km., situada en la parte oriental de la Ribera, y que terminará por convertirse en la mayor explotación agrícola del norte de España.
En la actualidad cuenta con 520 hectáreas de viñedo, dividida en siete pagos diferenciados y caracterizados por su ubicación en altura, requisito fundamental para el Sr. Cremades, que opina que los mejores frutos del campo se dan en condiciones extremas. Tras muchos años de esfuerzo, en 2009 la bodega dispone de unos viñedos óptimos para elaborar grandes vinos. Esta añada, considerada ‘excelente’ por su climatología, la inexistencia de heladas y su homogeneidad, produce una cosecha excepcional, de rendimientos bajos y con una calidad extrema de la uva. A riesgo de perder las uvas con mejor maduración y con unas previsiones meteorológicas desfavorables, el equipo técnico, dirigido por Ángel Luis García Margüello, decide esperar unos días más para cosechar y alcanzar la plenitud de la uva. A día de hoy podemos afirmar que este reto mereció la pena y Adaro es el mejor ejemplo de aquella arriesgada decisión.
Tras varios años persiguiendo este ‘sueño’, en 2009 llegó el momento y este es el motivo del lanzamiento hoy de un nuevo vino. Adaro contiene en sí mismo todo el sentido y encarna el carácter emprendedor de Javier Cremades; ejemplifica la calidad de los frutos en condiciones extremas y el saber hacer del equipo enológico de la bodega, que definen la filosofía de PradoRey.
Adaro es un monovarietal de Tempranillo, variedad reina de la zona. Catalogado como Crianza, por su reposo de 12 meses en barrica de roble francés que se completa con un envejecimiento de tres meses más en conos de roble francés de Nevers. Un vino que hará las delicias de quienes tengan el gusto y la oportunidad de probarlo. Sin duda, un vino que representa todos los valores de cualquier viticultor: el riesgo, la espera, el mimo, el cuidado, la satisfacción. Un vino para disfrutar con los cinco sentidos.