- Algo está cambiando en los vinos de castilla la mancha, aunque muchos no lo quieran ver.
- Cada vez que alguien bebe y ensalza los vinos de Jerez, está alabando, está disfrutando de un sorbo de vino de La Mancha.
Haber nacido y crecido profesionalmente entre los viñedos de Castilla-La Mancha, me permite tener una perspectiva diferente. Estoy aquí a diario y cuando viajo tengo siempre presente las diferencias con otras regiones, pero dicho esto, también veo cuando profesionales del sector vienen aquí y estando de paso hablan y escriben como si esta fuera su casa y conocieran su realidad. Estoy cansado de que solo vean muchas viñas y pongan el acento en ello cuando vienen a La Mancha, comarca natural que nada tiene que ver con la Denominación de Origen. También de que sean agoreros, de que no vean un futuro brillante.
Que sepan, que cada vez que beben Jerez, están bebiendo un sorbito de La Mancha.
No ven diferentes suelos, no ven horizontes infinitos de cielos limpios, no ven una luz especial ni la mayor extensión de viñedo ecológico del mundo. No ven historia, no imaginan a Don Quijote cabalgando, ni algo más reciente como a Antonio López García pintando bajo el sol del membrillo. No se imaginan a Pedro Almodóvar rodando una película, ni al mago Merlín encantando a las hijas y sobrinas de la Dama de Ruidera convirtiéndolas en lagunas (Don Quijote). No ven cultura, no ven un río tímido como el Guadiana que aquí nace para hacerse grande más allá de nuestras fronteras regionales.
No ven suelos de tierra caliza, similares a los de la región de Burdeos y otras grandes zonas vitícolas. Tampoco un clima que aunque riguroso, permite una buena maduración de la uva. Ven y comunican sobre los vinos de una región “Castilla-La Mancha” como un todo, sin percatarse de que es 19 veces en extensión la comunidad autónoma de La Rioja. Que en las más de 460.000 hectáreas se encuentra la mayor diversidad de viñedos, de variedades, de tipos de suelo y altitudes de todo el mundo vitivinícola.
No ven la riqueza natural ni sus complejos lagunares como el de Manjavacas, refugio de cientos de aves migratorias donde es fácil ver colonias de flamencos. Qué decir de las Tablas de Daimiel, uno de los parques nacionales más importantes y estudiados del mundo.
Adelantan una moribunda región de vinos por el cambio climático cuando creo que son otras regiones más frías las que de verdad van a sufrir. Tal vez no sepan que esta región fue pionera y se adelantó al resto de bodegas del mundo con el problema del agua. Fue D. Carlos Falcó, marqués de Griñón el primero del mundo en instalar en el viñedo un sistema de riego por goteo, fue aquí, en su finca de Toledo
Tampoco ven la historia de sus cepas viejas, las que plantaron en pie franco antes y después de la guerra civil. Las que injertaron a mano con una selección de las mejores viñas del entorno, no ven Cencibel, Garnacha ni Macabeo y para lo que dicen del Airén, mejor que no lo vean.
el granel de Castilla-La Mancha es más importante aún para el sector de fuera que para la propia región.
No ven una historia ligada a la región de Cognac y Armañac en cuanto al destilado ni marcas históricas de brandy como Peinado. Por supuesto, ni se imaginan que gran parte del brandy que consumimos sale de esta comarca “manchada” por los prejuicios históricos de muchos que solo vienen de pasada, que ni siquiera llegan a mancharse los zapatos con el polvo de la viña ni son capaces de tomarse un chato de vino con el lugareño en cualquier bar del pueblo.
Por supuesto, pasan desapercibidas las destilerías de Tomelloso (y de otros pueblos de la comarca), motor económico y responsables del auge del viñedo en la región principalmente a partir de los años 40. En Jerez besan por donde aparece Osborne, Domecq o González Byass mientras que aquí, en mi tierra pasan desapercibidas sus destilerías como si de un almacén de cebollas se tratara. Cierto es que lo que aquí producen, viaja en cisternas hasta Jerez, donde también es cierto que a quien lo pregunta, no se le oculta su origen. Qué importante es la variedad airén, una de las más plantadas del mundo!!. Que sepan, que cada vez que beben Jerez, están bebiendo un sorbito de La Mancha.
No han bajado a la otra verdad de Tomelloso, bajo la tosca, roca caliza compactada, cientos, de cuevas que albergan bodegas hoy en desuso pero que son testigo de la prosperidad de sus gentes. Cuevas horadadas a mano por los picadores y las terreras. Ciudad en el que la mujer siempre tuvo un papel relevante, como trabajadora y como mujer capaz. Tengo cerca ejemplos vivos de ello.
Pretenden que sigamos como cuenta mi madre con los complejos de antaño, de los años 20 y 30 hablando de “vino para quemar” como si fuera una desgracia cuando es una oportunidad. Discutiendo por los precios de la uva (salvo este año). De la necesidad de que nos unamos en cooperativas grandes para facilitar que el vino a granel se pueda vender mejor y firmar contratos más grandes quedando así más expuestos a los compradores que siempre van un paso por delante de los productores.
Se quedan deslumbrados por las grandes cooperativas, sus depósitos gigantes, las naves infinitas. Los tractores capaces de arrastrar un buque mercante y remolques en los que cabría la producción de una denominación de origen pequeña. De que sientan la necesidad de hablar sí o sí de vino a granel como una forma de quitar valor y menosprecio a la región… como si en Rioja o en cualquier parte del mundo no se vendiera vino a granel para grandes marcas comercializadoras. Ya lo dije hace tiempo, el granel de Castilla-La Mancha es más importante aún para el sector de fuera que para la propia región.
En Castilla la Mancha hay un 70% del vino en manos de cooperativas, esto es una realidad, pero tan verdad es que el sector cooperativo de hoy no tiene nada que ver con el de hace 20 años.
Por otro lado mis paisanos diciendo que mil no se equivocan y encumbrando vinos que no están al nivel de lo que se debería para competir con otros grandes. De cooperativistas mirándose el ombligo repitiendo como un mantra “mi vino es el mejor, prueba de ello es que otras bodegas me lo compran a granel” sin ni siquiera haber probado el vino de la bodega vecina y contrastar su realidad. Esto también hace daño y ha de cambiar, pongo todo mi empeño en ello.
Entre medias de todo esto están decenas de bodegas de Castilla La Mancha al más alto nivel luchando contra viento y marea. Estas bodegas no ven como Don Quijote, brazos de gigantes en las aspas de los molinos de viento. Ven que se tienen que esforzar el doble para llevar sus vinos fuera de nuestras fronteras y más aún, defender precios razonables que justifican la vendimia en verde, los bajos rendimientos, la selección de uva, los medios técnicos más avanzados, las mejores barricas, grandes técnicos… en este punto tengo la suerte de conocer a muchos y felicitarles por su dedicación y constancia. Mis paisanos son los que más kilómetros recorren para vender una botella.
Algo de luz se ve, la revista DECANTER nombra en el número de marzo a los diez enólogos llamados a cambiar el panorama del vino en España, entre ellos, dos de mi tierra: Maite Sánchez (Arrayán) y Elías López Montero (Bodegas Verum). Muestra de que algo está cambiando, de que por fin se identifican bodegas que están al nivel de otras independientemente de la región.
También es cierto que están consiguiendo que suba el precio medio de los vinos de esta tierra, no sin mucho trabajo, el tesón de sus equipos comerciales. Cuantos han quedado atrás pero que dieron el primer paso para que hoy y en un futuro muchos se quiten la venda.
Dicho todo esto les invito a conocer la otra realidad de la Castilla-La Mancha productora de vinos de calidad, de vinos que valen lo que cuestan y que probablemente estén en mejor nivel competitivo (calidad-placer) que el de otras regiones.
Les invito a pasear por sus viñedos, pregunten sin miedo que daré motivos y razones para beberse castilla la mancha a través de una copa (o más) de vino.
Joaquín Parra, Wine Up!
@ecatas