Si buscáramos un equivalente a los juegos olímpicos en el sector vinícola, lo más parecido sería el Concurso Mundial de Bruselas.
Del 7 al 9 de junio, se llevaron a cabo en la ciudad mexicana de León las catas correspondientes a la selección de vinos tintos y blancos de la 31ª edición del Concurso Mundial de Bruselas. El evento se extendió al estado de Guanajuato, que recibió a cerca de 350 jueces de más de 45 nacionalidades distintas para evaluar más de 7500 referencias de 46 países productores. El Concurso Mundial de Bruselas (Concours Mondial de Bruxelles) es el certamen internacional de vinos más relevante del mundo, con la presentación anual de 10.000 vinos y destilados que son catados y valorados en estricto sistema de cata ciega por un panel de expertos de diversos ámbitos del sector vinícola: comunicadores, sumilleres, responsables de compras y distribución. Uno de sus principales atractivos es su carácter itinerante, habiendo recorrido Europa, América y China, donde regresa en 2025.
PARTICIPACIÓN EN EL CONCURSO EN PRIMERA PERSONA
He tenido el privilegio de formar parte del selecto grupo de jueces sensoriales que ha participado en la edición de Guanajuato, la primera vez que el concurso viaja al continente americano.
Con una completa agenda de visitas y actividades que han tenido como eje central las tres jornadas matutinas dedicadas a catar los vinos.
El día 6 de junio, primer día, con el jet lag presente y la mochila llena de expectativas, comenzaba la jornada con dos interesantes ponencias sobre el sector vitivinícola en México y el estado de Guanajuato a cargo de Manuel Negrete (Sommelier) y Ramón Vélez (Secretario de la asociación de la uva y el vino de Guanajuato).
Tras estas dos interesantes ponencias, comienza el despliegue organizativo con visitas a distintas bodegas de Guanajuato en autobuses fuertemente escoltados, la seguridad, es lo primero
En el trayecto, más largo en tiempo que en kilómetros, te encuentras con la realidad de la zona. Un clima semiárido, muy poco cultivo y alguna que otra pequeña granja con vacas famélicas.
El paisaje cambió al entrar en la Hacienda San José Lavista, un proyecto iniciado en 2010 sobre una antigua hacienda familiar. Una bodega pequeña pero impresionante, construida en estilo colonial, acompañada de otras instalaciones como una capilla no consagrada, salones de lujo para eventos y hasta un pequeño lago artificial… todo construido con exquisito gusto, en un complejo cuyo principal atractivo son los viñedos y la bodega. La visita comenzó con una cata vertical de tres añadas de la variedad Malbec: 2018, 2020 y 2022. Muy bien elaborados, con cierta calidez pero muy interesantes. Personalmente, el que más me gustó fue la añada 2018.
La visita continuó por el viñedo y la bodega, y culminó con una comida bajo una gran pérgola cubierta de vegetación, en una mesa elegantemente dispuesta y con la degustación de platos típicos de la zona.
A la vuelta, y sin haber digerido casi la comida, tuvimos la recepción oficial y cena en Hacienda Catrina de Silao con presencia de la autoridad, presidida por el gobernador estatal Diego Sinhue Rodríguez.
El 7 de junio comenzó con la primera sesión de catas del concurso; en mi mesa, 43 vinos, de los cuales 10 eran blancos franceses (Languedoc-Rosellón y Sud-oeste Bergerac). El resto, tintos provenientes de Plugia (Italia), D.O. Rioja y D.O. Ribera del Duero (España).
La tarde la dedicamos a visitar la histórica ciudad de Guanajuato, y donde cuentan con orgullo que comienza la independencia de México. Sobra decir que merece la pena la visita, siendo ciudad Patrimonio de la Humanidad
La cena tuvo lugar en la explanada anexa a la Alhóndiga de Granaditas con un espectáculo que repasó la historia cultural y musical de México. Inolvidable.
El 8 de junio, en la segunda sesión de cata, se tomó la fotografía oficial. Jornada con 44 vinos de los que 19 fueron blancos procedentes de Rumanía y Suiza y el resto tintos procedentes del Piamonte (Italia) y Querétaro (México). Tras la cata, un nuevo desplazamiento a la ciudad de Jalpa de Cánovas, un pueblo “invadido” por los catadores, decorado especialmente y con orquesta para recibir a la comitiva. La comida más mexicana de todas la tuvimos en este encantador pueblo.
En la tercera y última sesión de cata, se anunció que la ciudad china de Yinchuan será la sede del Concours Mondial de Bruxelles en 2025. Los vinos catados provenían de las regiones vitícolas de la Toscana (Italia), Cataluña (España), Moldavia, Alemania y Baja California (México).
La cena de gala y despedida se celebró en el lujoso restaurante Borbón Mansión León, que, al igual que en las comidas y cenas anteriores, contó con música en vivo.
Es el mejor ejemplo de “Win-Win” en el sector del vino.
No es fácil encontrar un evento de estas características en el que todo el mundo salga ganando. El contrastado aval que suponen las medallas otorgadas por el Concurso Mundial de Bruselas a los vinos y destilados, se suma a la “segunda opinión” por parte de un panel de cata profesional. Algo necesario para las bodegas que se ve reforzado por un completo informe de cata.
Por parte del país anfitrión, está la oportunidad de mostrarse al mundo, de tener una visibilidad y proyección única. Basta con buscar la repercusión que ha tenido en el sector del vino, el estado de Guanajuato.
Por parte de los catadores, la oportunidad de catar vinos de las más importantes regiones productoras del mundo y al mismo tiempo, de conocer una zona vitivinícola diferente cada año. También hay que poner en valor el networking.
Esta ha sido mi primera participación y espero que no la última, pues es una auténtica experiencia donde además de conocer a grandes profesionales, he tenido la oportunidad de coincidir con otros colegas del sector del vino como mi querido amigo Charlie Arturaola.
Joaquín Parra, Wine Up! ©2024
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