Al contrario que en otras zonas vitícolas del mundo, el futuro del vino en la comarca natural de La Mancha pasa por una involución, es decir, una vuelta al pasado recuperando viñedos en vaso, variedades autóctonas y en elaboración y crianza, las otrora olvidadas tinajas de barro e incluso de cemento.
El futuro de La Mancha está en la herencia de nuestros abuelos
Esto no supone una mejora de por sí, ya que con estos medios trabajaron nuestros abuelos y no consiguieron el reconocimiento del mercado, sin embargo, cuando a estos métodos ancestrales se le aplica el conocimiento y tecnología actual, se obra el milagro dando vinos singulares, que no pueden ser comparados con los de otras zonas.
Podríamos decir que, tras 8000 años de historia del vino, los vinos de La Mancha comienza a tener identidad, sin embargo, no hay que confundir la comarca, la zona geográfica con la denominación de origen, pues, en la mayoría de los casos, estos vinos salen al mercado con la IGP Vino de la Tierra de Castilla.
Antonio Serrano es el arquetipo de los nuevos productores de vino en la comarca natural de La Mancha, enólogo formado en Cádiz y La Rioja, vuelve a su Villarrobledo natal con la idea clara de elaborar vinos y “dignificar” el nombre de su tierra, de la que está convencido, atesora valores diferenciales.
Antonio Serrano es el arquetipo de los nuevos productores de vino en la comarca natural de La Mancha.
La familia Serrano son viticultores y, como tantos en esta tierra, han ido transformando los viñedos, replantando en espaldera para mecanizar y hacer rentables sus explotaciones. Esto no es exclusivo de Castilla-la Mancha, podemos ver como el viñedo en España se han transformado en los últimos 20 años donde poco se planta en vaso.
UN “AS” EN LA MANCHA
Antonio llegó a tiempo para impedir que su padre arrancara las parcelas más viejas de Airén, Cencibel o Garnacha Tintorera, esas que hoy son aval de calidad en los vinos que elabora anteponiendo su faceta de viticultor a la de bodeguero, aunque obviamente, su formación de enólogo es un plus en la elaboración de sus vinos.
Se maneja bien con las barricas y las tinajas, hasta hace poco, no tenía bodega propia y elaboraba en unas instalaciones alquiladas, pero con el 2023, llega su bodega, humilde pero con personalidad, para recibir a los visitantes que deseen conocer más de un proyecto que estoy seguro, será el espejo en el que muchos querrán mirarse.
La visita a la bodega es siempre obligada, pero el viñedo es imprescindible, y ahí, en un viejo Land Rover Santana nos dirigimos a una de esas viñas rescatadas de la espaldera, ésta de variedad airén. Con una tierra arenosa, salpicada por piedra caliza, pobre en materia orgánica que obliga a la planta a profundizar con sus raíces, este año además, extremadamente seca.
La sostenibilidad del vino está precisamente en estos viñedos viejos, que se autoregulan, que no necesitan riego y que, los que han sobrevivido al arranque, son testigo de la época de mayor crecimiento económico en la comarca de La Mancha.
La altitud también va a determinar las diferencias con otras zonas de este vasto territorio. Los 750mts. ayudan a que estos vinos sean frescos y con buen equilibrio entre acidez y alcohol.
Antonio trabaja con viñedos muy viejos, de edad indeterminada que muestran sus brazos desgarrados por el tiempo, pero a la vez, unos sarmientos que brotan con energía, calculando que fruta podrá llevar adelante, ajustando de forma autónoma una producción que, tras la vendimia manual y en cajas, llegará a bodega para que aplicarse en cuerpo y alma para que esos racimos se conviertan en un vino que identifique el terruño y también la filosofía de elaboración.
Más allá de la valoración de los vinos en cata ciega, catados de una forma aséptica, sin información, sin esa parte sentimental que el consumidor debe conocer, me quedo con la impresión que su vino Antonio Serrano Etiqueta Negra 2019 está causando en las catas del Wine Up Tour que estoy realizando por España. No es fácil que el mismo vino catado en distintas ciudades, consiga el mismo comentario “qué bueno está”.
Estas tres palabras resumen a la perfección la calidad de los vinos que Antonio está elaborando. Abran paso a una nueva generación de enólogos.
Los vinos en la guía Wine Up 2023
ETIQUETA NEGRA ANTONIO SERRANO 2019 – 92,62 puntos
Comentario de cata: Rojo cereza con ribete picota y capa media. En nariz, intensos recuerdos de fruta roja, cereza, sutil toque licoroso y muy balsámico. En boca, aun mejor que en nariz. Carnoso, con tanino que aporta estructura y acompaña en el trago al recuerdo de la fruta roja, cereza y sutil vainilla.
CENCIBEL ROBLE ANTONIO SERRANO 2021 – 92 puntos
Comentario de cata: Rojo cereza con ribete picota y capa media. En nariz hay una mezcla de fruta roja y flores acompañada de balsámicos y hierbas aromáticas. En boca es intenso, goloso, con tanino pulido que aporta carnosidad y se une a una buena acidez que acompaña en retrogusto al recuerdo de la fruta roja y de hueso (fresa, cereza y ciruela).
AIRÉN TINAJA ANTONIO SERRANO 2022 – 91,15 puntos
Comentario de cata: Amarillo pajizo pálido. En nariz hay recuerdos herbáceos (paja seca) acompañados de fruta blanca (pera y manzana) con un sutil toque anisado de hinojo y algo mineral. En boca sorprende por su acidez, un vino fresco que acompaña en retrogusto con un recuerdo cítrico acompañado de los herbáceos y fruta blanca, también un toque de plátano verde.
CENCIBEL TINAJA ANTONIO SERRANO 2022 – 90,92 puntos
Comentario de cata: Rojo cereza con vivo ribete picota y capa media baja. Intensa nariz con predominio del recuerdo de la fruta roja y cereza, también sutil mineral y balsámicos. En boca es carnoso, tanino con un toque secante que pide tiempo para redondear. Es fresco, el retrogusto destaca como en nariz, por el recuerdo de la fruta roja.
Joaquín Parra, Wine Up! ©2023
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