Ya han pasado 25 años desde que D. Alfonso Cortina Alcocer ideó plantar un viñedo que luego daría forma y sentido a la creación de la bodega Vallegarcía. Pasaron dos años hasta que se plantaron las 24 hectáreas iniciales.
Ha sido un proyecto que he seguido bien de cerca desde su inicio. La carta de presentación fue el primer viognier del país y una apuesta decidida por los vinos de calidad en Castilla-La Mancha, convirtiendo Vallegarcía Viognier en una referencia de los grandes vinos blancos de España.
La bodega se encuentra en un enclave que, no siendo histórico de cultivo de vid, presentaba las mejores credenciales en cuanto a clima y suelo: Retuerta del Bullaque en la provincia de Ciudad Real, en pleno corazón de los Montes de Toledo y en el área de influencia del parque nacional de Cabañeros.
A las 24 hectáreas iniciales, se le sumaron 7 en 2005 y en 2017, 19 más hasta llegar a las 50has. Actuales, situadas a 850 mts. SNM., en suelos pobres y ácidos fruto de la erosión de los montes más antiguos de la península ibérica. Clima continental y unas condiciones que, dado el entorno, bien podríamos definir como “vinos de montaña”.
En la finca se plantaron seis variedades diferentes de uva, todas de origen francés, que se adaptaban a las condiciones del entorno por suelo y clima. La única blanca, es la Viognier, con origen en el valle del Ródano. Las variedades tintas elegidas fueron: Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot, Petit Verdot y Cabernet franc.
En 2018 se añadieron 3 variedades nacionales: Garnacha, Cariñena (mazuelo) y Monastrell que bien seguro, seguirán dando alegrías y altas puntuaciones a la bodega.
En 2019, Vallegarcía fue declarado PAGO, es decir, consigue una Denominación de Origen Protegida propia que reconoce el trabajo realizado desde su fundación y, sobre todo, la calidad de los vinos.
Escuchar, observar y trabajar.
Así definen su conexión con la tierra, realmente es la única forma correcta de trabajar cuando el fin es conseguir elaborar grandes vinos que representen y se identifiquen con la variedad y el terroir.
El ciclo natural es el que marca los tiempos, los trabajos. Adolfo Hornos, director técnico, pasó primero por el viñedo, lo diseñó junto a Richard Smart. Este paso no es imprescindible pero sí necesario para comprender la viña y guiarla hacia la excelencia.
Ahora que comparte dedicación con la elaboración y dirección, tiene como tarea imprescindible entablar una comunicación bidireccional con quien está día a día en el campo, un vínculo necesario para que el viñedo desarrolle su ciclo biológico de una forma natural, con la menor intervención, pero con la mayor observación para evitar riesgos no deseados.
Parte de ese compromiso con el medio, es el trabajo para obtener la certificación Wineries for Climate Protection (WfCP) que se basa cuatro pilares: Reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, reducción de residuos, gestión del agua y eficiencia energética con uso de energías renovables. El objetivo está claro, sostenibilidad y respeto al entorno.
La elaboración de vino no es una ciencia exacta.
Desde que conozco Vallegarcía, el nombre de Adolfo Hornos está vinculado a la bodega. Profesionalmente ha crecido y se ha desarrollado casi al mismo ritmo que el viñedo. Esto le ha permitido algo que pocos enólogos (y agrónomos) tienen, el control en primera persona del viñedo, desde la cosecha inicial. Conocer el desarrollo de la vid y como se ha comportado anualmente de acuerdo al clima, forma parte de ese “bigdata” personal e intransferible.
Como digo, no es una ciencia exacta, de ahí la importancia de esa experiencia y la visión que le aporta en la elaboración y comprensión de cómo se comportarán los vinos a futuro.
En su momento, Alfonso Cortina, gran amante de los vinos de Burdeos y Borgoña, quiso dar el estilo internacional de los grandes vinos a Vallegarcía, contratando a uno de los principales gurús de la enología, el francés Eric Boissenot, responsable de la mayoría de los Grands Crus del Médoc y todos los Premier Crus (Latour, Lafite-Rothschild, Margaux y Mouton Rothschild).
La unión de la experiencia de Adolfo y Eric, ha llevado los vinos de Vallegarcía a los mejores restaurantes del mundo, pues, por encima de concursos y crítica, el éxito se mide con el cliente que compra la botella.
El tiempo juega a favor
2020 marca un punto de inflexión con la llegada a la dirección de los hermanos Felipe y Carlos Cortina Lapique, un proyecto al que siempre han estado vinculados compartiendo con su padre la pasión por los grandes vinos.
La segunda generación viene con el aval de una reconocida experiencia empresarial y una visión de futuro que augura grandes éxitos para Vallegarcía.
Los vinos:
Cuando me preguntan por los mejores vinos de Castilla-La Mancha, Vallegarcía siempre está entre los primeros, tanto su icónico Viognier como Hipperia, acompañados de otras referencias que definen a la perfección la calidad que esta tierra puede dar, pues, como dice Pedro Ballesteros MW en su libro “comprender el vino”: los mejores vinos no vienen de los mejores sitios, si no de aquellos que fueron mejor entendidos.
Doy fe, que este territorio ha sido bien escuchado, observado e interpretado.
HIPPERIA 2019
Puntuación: 94,23
Comentario de cata: Rojo cereza con ribete grana y capa media alta. En nariz es complejo, hay recuerdos ahumados que se funden con la fruta negra y ciruela. También pimienta y sutil recuerdo terroso y trufa. Todo ello acompañado por toques balsámicos. En boca es un vino poderoso, con tanino que marca territorio, bien pulido pero intenso. Buen paso por boca que da paso a un retrogusto intenso y largo donde vuelven con nitidez los recuerdos de la fase olfativa. Un vino para darle tiempo en copa, también en botella, pues promete una excelente evolución en los próximos 6 años. (catado en febrero de 2022)
VALLEGARCÍA SYRAH 2019
Puntuación Total: 93,54
Comentario de cata: Rojo cárdeno con ribete violáceo. En nariz hay fruta negra que se acompaña de sutil toque lácteo. También los tostados y el caramelo. En boca es sabroso, tanino pulido y redondo que acompaña y aporta estructura. Con buena acidez que acompaña junto a un sutil amargor, al recuerdo dinal de ciruela madura, cacao, regaliz negro y tostados.
VALLEGARCÍA VIOGNIER 2019
Puntuación Total: 93,46
Comentario de cata: Color oro, denso, brillante. En nariz es complejo, se funden los recuerdos de fruta de hueso con flores secas, sutil toque mineral y de hierbas aromáticas. En nariz nos muestra complejidad y elegancia, en boca se disfruta gracuas a una acidez que sin avasallar, aporta el frescor necesario que acompaña un paso de boca sedoso y un retrogusto largo que devuelve con nitidez los aromas de la fase olfativa.
PETIT HIPPERIA 2019
Puntuación Total: 91,85
Comentario de cata: Rojo cárdeno con ribete amoratado, vivo, capa media y lágrima que tiñe la copa. En nariz sobresalen los recuerdos de fruta negra acompañados de un sutil toque de vainilla y ahumados. Buen paso por boca, con tanino pulido que aporta carnosidad. La fruta negra, se sobrepone al resto de recuerdos en retrogusto.
PAGO DE VALLEGARCÍA
Finca Vallegarcía s/n – 13194 Retuerta del Bullaque – Ciudad Real
Tel.: +34 92 542 1407
www.vallegarcía.com
Joaquín Parra, Wine Up! ©2022
Artículo publicado originalmente en la guía Wine Up! 2022
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