La nueva campaña de Conde de Valdemar, nos cuenta a través de distintas historias, todas las innovaciones, aventuras y experiencias que han vivido hasta convertirse en una de las bodegas riojanas más reconocidas dentro y fuera de nuestras fronteras
En la actualidad, la mayoría de las bodegas cuentan con la más alta tecnología para controlar la fermentación en los depósitos, pero alguna vez os habéis preguntado ¿qué bodega fue la pionera en utilizarlo en toda Europa?. La respuesta: Bodegas Valdemar (www.valdemar.es).
Esta es una, entre las muchas historias, que la bodega riojana nos cuenta en su nueva campaña. Historias, que hasta ahora sólo disfrutaban entre ellos como anécdotas o curiosidades, ahora han querido contárnoslas a todos.
Un recorrido desde la tradición hasta la modernidad, destacando las numerosas contribuciones que han hecho para conseguir que los vinos de la Rioja sean una referencia en todo el mundo.
¿Queréis conocerlas? Estas son las tres historias que cuenta Conde de Valdemar en tres videos ilustrados y pintados con vino que pueden encontrar en su canal de Youtube: http://www.youtube.com/BodegasValdemar
Historia 1: Historia de una bodega que dejó de hacer vinos.
http://www.youtube.com/watch?v=vlobtZA0jtU
Historia 2: Historia de una bodega que cerró las puertas al otoño
http://www.youtube.com/watch?v=yHnOwA13zUY
Historia 3: Historia de una bodega que engrandeció al humilde.
http://www.youtube.com/watch?v=Qt07O3beusA&feature=channel_video_title
Las historias contadas por Ana Martínez Bujanda, directora de marketing de Bodegas Valdemar y quinta generación de la misma.
Historia 1: Historia de una bodega que dejó de hacer vinos.
“Aunque somos una familia bodeguera desde 1889 fue en 1981 cuando nos planteamos empezar a construir Bodegas Valdemar. Jesús Martínez Bujanda, mi padre, tenía muy claro los vinos que quería que llevaran nuestra marca Conde de Valdemar. Y tenía claro que no quería elaborar los vinos que se estaban haciendo en ese momento en Rioja. Quería ofrecer vinos que expresasen la fuerza y la complejidad de las uvas riojanas. Vinos afrutados, menos envejecidos, con mucho más color y estructura. En definitiva vinos que nos mostrasen al beberlos la grandiosidad de las uvas de esta región.
Y apostamos por ello. El primer Conde de Valdemar salió al mercado en 1983 rompiendo esquemas. Primero por su presentación, en aquel entonces cuando la mayoría de los vinos riojanos iban en botellas bordelesas y con etiquetas con muchos escudos y recargadas nosotros pusimos nuestros vinos en una botella borgoña y con una etiqueta blanca y muy limpia, además la etiqueta era tipo manta grande que cubría casi toda la botella. Lo cierto era que pusieras donde pusieras la botella destacaba y se veía entre otras. Pero lo más importante quedaba dentro, un vino que rompía los estilos de aquella época.
Como suele pasar en estos casos tuvimos que oír todo tipo de comentarios entre muchos de nuestros compañeros bodegueros; que sí eso no eran vinos, que donde se había visto vinos con ese color, con tan poco envejecimiento en madera…
Pero cuando estas convencido de lo que haces no titubeas y nos mantuvimos fieles a nuestra filosofía. Gracias a Dios, el tiempo nos ha dado la razón y ya en los años 80 se nos empezó a reconocer como una de las bodegas precursoras del “Nuevo estilo de Rioja”. Hoy en día ya nadie duda que era el camino correcto y la mayoría han optado por este estilo de vinos, pero nosotros siempre podremos decir que Conde de Valdemar marcó un antes y un después en vinos de Rioja y de todo el mundo. No en vano logramos ser una de las primeras bodegas en posicionar nuestra marca en muchos países del mundo. Actualmente en más de 60.” Ana Martínez Bujanda
Historia 2: Historia de una bodega que cerró las puertas al otoño
“ Si de algo hemos dependido siempre para elaborar vinos ha sido del tiempo. Que llueva cuando debe, ni mucho, ni poco (nunca nos ponemos de acuerdo). Que salga el sol los días adecuados, que no hiele a destiempo o que la piedra no destroce nuestras queridas uvas. Como buenos agricultores, que al final somos, miramos más al cielo casi que a la tierra.
Cuando en 1981 comenzamos a construir Bodegas Valdemar nos negábamos a que después de haber logrado pasar todas las pruebas que la climatología nos ponía a lo largo del año dependiésemos también del tiempo en Otoño. Vimos cientos de bodegas, preguntamos en todas partes y la respuesta era siempre la misma. Por eso cuando alguien nos comentó que había una posibilidad pero que nadie la había probado no dudamos en hacerlo nosotros. Y pusimos, en aquel entonces, la mayor tecnología nunca vista en una bodega.
Ya no nos importaba si en otoño en el exterior había 1 grado de temperatura o 40, a nosotros no. Nuestras uvas entraban en bodega y en poco tiempo estaban a la temperatura perfecta. Ya no había porque tirar todo un depósito de mosto porque las altas temperaturas hubieran matado a las levaduras o conformarse con vinos de menor calidad porque la fermentación no se había dado en la temperatura ideal. Nosotros ya no.
Y pronto se corrió la voz, no solo en Rioja sino en toda Europa, y los propios bodegueros venían de todas partes a conocer este pequeño pero increíble milagro. Además este sistema ha ayudado a todos a poder elaborar cada estilo de vino a la temperatura que cada vino precise permitiendo que hoy en día podamos beber vinos tan distintos y de tan alta calidad.
Este sistema no es otro que depósitos de fermentación con control de temperaturas que actualmente se pueden ver en la mayoría de las bodegas. Pero nosotros fuimos los primeros en atreverse y en hacerlo.” Ana Martínez Bujanda
Historia 3: Historia de una bodega que engrandeció al humilde.
“¿Por qué Bodegas Valdemar decide poner en primera línea a la Garnacha en el año 89?
Porque no estábamos de acuerdo con la “mala fama” que se le daba a este tipo de uva. Los bodegueros pensaban que sólo servía para vinos jóvenes y para vinos de no demasiada calidad.
Nosotros hicimos muchas pruebas con ella y nos dimos cuenta de que se cuidaba y mimaba en el campo, se vendimiaba en el momento adecuado, ni antes ni después, y se fermentaba a bajas temperaturas: el resultado era increíble. Podíamos no solo elaborar garnachas maravillosas si no además envejecerlas.
Parte de la mala fama de esta variedad era que se oxidaba muy rápidamente por tanto no servía para envejecerla.
Y lo logramos. Muchos de los críticos más importantes de este país y de otros tuvieron que reconocer que se podían hacer grandes vinos con esta variedad entonces tan castigada.
Ahora es más fácil encontrar vinos envejecidos de Garnacha por todo el mundo e incluso catas muy interesantes de esta variedad pero nosotros apostamos por ella cuando nadie creía en ella. Y estamos orgullosos de que poco a poco se le esté dando el lugar que merece dentro de los grandes vinos.” Ana Martínez Bujanda
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