Bodega singular, proyecto singular y vinos singulares resumen la idea que llevaron a cabo las enólogas y el enólogo Margarita Madrigal, Alexandra Schmedes y Gonzalo Rodríguez.
Enólogos los tres, curtidos en mil batallas y en las más representativas denominaciones de origen Españolas: Rioja, Ribera del Duero, Cigales, Bierzo… además de países como Alemania con esos potentes y aromáticos blancos, Francia, la cuna histórica del vino, al menos del vino de calidad e imagen, Italia, donde hay de todo como en botica o Sudáfrica, con sus sorprendentes y afrutados blancos. En todas estas ubicaciones, participando en proyectos importantes y convirtiéndose en valores activos de los denominados vinos de alta expresión.
¿Qué puede llevar a tres enólogos que viven de asesorar a las mejores bodegas de cada país en el que han trabajado, a abrir una bodega y elaborar sus vinos en Castilla La Mancha?
Entre otras cosas, la vuelta a la tierra de Gonzalo Rodríguez, donde se inició profesionalmente y donde tuvo ocasión de conocer de primera mano el potencial que ofrece su tierra y los viñedos que se ubican en la Mesa de Ocaña. Condiciones extremas, viñedos viejos que son capaces de esforzarse para sobrevivir y sacar lo mejor de la tierra, algo que sin duda, se ve en los vinos que elaboran.
Como en éstos casos ocurre, Gonzalo podía tener el convencimiento y el amor a su tierra, pero si ésta no le hubiera devuelto esos granos de uva CENCIBEL o GARNACHA cargados de aromas, fruta y complejidad, difícil le hubiera sido convencer a Margarita y a Alexandra. Yo, personalmente, estoy convencido de que hubo complicidad entre Gonzalo y las viñas de su tierra para sumar al proyecto a sus dos socias y compañeras de batalla.
LA TIERRA, algo que para otras bodegas es secundario, para Ercavio es su primer valor. Hacen hincapié en las variedades autóctonas, siempre de viñas viejas, con cepas en vaso y sarmientos rastreros que buscan defender su fruto de las extremas temperaturas veraniegas para lo que no dudan en crear su propio microclima que les permita mantener la poca humedad que haya, y al mismo tiempo tener la mayor superficie foliar posible, solo así, son capaces de ofrecer un fruto de tan alta calidad, bajas, escasas producciones de viñas viejas en viñedos que en muchos casos no superan una densidad de 1000 cepas por hectárea. ¿Qué es esto si lo comparamos con las 2200 o más que puede tener una hectárea de viñedo en espaldera…? ahí está el principal valor de los vinos de Ercavio, no solo de los tintos, también del blanco Airén, variedad por la que han apostado contando con los viñedos más viejos de la zona.
Esto no supone que dejen de lado otras variedades más de moda como la syrah o la merlot, si bien, su uso es siempre para aportar complejidad a la variedad mayoritaria que siempre son la cencibel (tempranillo) o la garnacha.
¿La bodega? Iniciaron elaborando en una antigua bodega familiar de 1851 situada en el centro de la localidad de Dosbarrios.
Desde el 2007 elaboran en una nueva bodega mucho más práctica y funcional ubicada en la cercana localidad de Cabañas de Yepes, aunque puede que sea por romanticismo, misticismo o inspiración, los vinos dedicados a su buque insignia, LA PLAZUELA, los siguen criando en la antigua bodega de Dosbarrios, que el próximo año cumplirá 160 años de existencia… dos vidas, cuatro generaciones, que sin duda, reflejan el amor, la pasión y el buen hacer por el vino.
VINO RECOMENDADO:
ERCAVIO Selección Limitada 2007 Vino de la Tierra de Castilla
Bodegas Ercavio, Mas que Vinos Global
Variedad: 90% Tempranillo, 10% Merlot – 14%VOL
CRIANZA: 12 meses roble Americano
Nota de cata: Rojo picota intenso de ribete purpura y lagrima consistente que tiñe ligeramente la copa.
En nariz encontramos por igual frutos rojos y negros maduros, así como matices provenientes de la crianza en una madera de calidad que está perfectamente integrada. Tonos dulzones a regaliz y yogur de fresa (lácteos), cacao, especias, vainilla, ligero recuerdo floral a lila, recortes de lápiz. Es un buen ensamblaje que muestra la expresividad varietal tempranillo con el sutil toque de una Merlot que es un buen exponente varietal.
En boca es sedoso, untuoso, entra dulzón y aterciopelado, su trago es potente fijando la acidez justa para convertirlo en un vino de buena compañía en la mesa. Taninos bien pulidos con la presencia justa. Es balsámico y el retrogusto es agradable apareciendo fruta negra (ciruela) algo de tabaco, cedro o cacao.
Es una delicia y buen exponente de los grandes vinos de CLM. Un digno hermano de “La Plazuela” (buque insignia de la bodega) y uno de los vinos mejor valorados de España por el portal ecatas.com y por el mismísimo Robert Parker.